Nos ha vetado, uaaah, doña Manuela, no quiere hablarnos la ‘supergirl’, nos niega el pan y la sal la pija forastera que no tiene inconveniente en reconocer que para ella Huelva es –“Yo trabajo aquí y me voy a dormir a ocho kilómetros”— mero lugar de trabajo, el sitio donde tiene uno/a el curro o el pesebre. Y eso está muy feo, porque cuando se está en la vida pública hay que meterse los cabreos donde le quepan a uno/a, sin que al cargo público le asista el derecho a vetar a los medios críticos, de la misma manera que ningún medio tendría derecho a ningunear a un/a cargo público o aspirante a él simplemente por no estar de acuerdo con sus planteamientos. Parralo discrimina así a miles de onubenses que, en uso de su libertad, leen El Mundo y a eso no tiene derecho ni como edil elegida ni como candidata. Allá ella, pero puede estar segura de que desde aquí no habrá represalias ni malevolencias. Las críticas, sin embargo, no van a parar ni por esa coacción ni por ninguna otra que pueda ocurrírsele a esta aficionada con tan poca experiencia.