Se hace público el cierre de la “oficina fantasma” que la Junta de Andalucía ha mantenido abierta en Madrid, en plan “apeadero” más que otra cosa, porque ya me dirán ustedes si se puede tomar en serio la idea de montar un centro de relaciones comerciales andaluza en Madrid. Tiene otra que tal baila en Bruselas, donde también la tienen o tuvieron entes de menor entidad, como la Diputación de Huelva y a saber cuántas más, de todas las cuales sería preciso hacer relación antes de cerrarlas por la vía rápida. Esas “diplomacias paralelas” no son más que chiringuitos para servir de sede a los barandas y colocaderos para amiguetes bien relacionados. No sólo Cataluña tiene “embajadas”, seamos justos. Antes de tirar esa piedra, nosotros deberíamos barrer nuestra propia casa.