Mintió la consejera Castillo cuando sostuvo que el oleoducto de Gallardo, el “amigo político”, presuntamente tan peligroso para el Medio Ambiente pero respaldado por el propio ZP, era una “mera hipótesis”. Mintió más al decir que la Junta no sabía gran cosa del proyecto y miente a mansalva cuando afirma –en sede parlamentaria—que “esa posible infraestructura es una mera hipótesis empresarial”. Algo gordo se juega el PSOE en este negocio, no cabe duda, y Castillo se ha prestado encantada a hacer el papel de enredadora y camelista para darle tiempo al tiempo mientras llegan los hechos consumados. Pero no lo tienen fácil, incluso si varían la normativas mediomabiental, lo cual ya sería un abuso memorable. Mal comienzo, la mentira, incluso teniendo en cuenta que en la vida política hay licencia para mentir.