La terca y triste realidad autonómica pone, una vez más, entre la espada y la pared el argumentario simplón de la Junta para defender su buena gestión y su eficiencia. Acabamos de saber que, también un año más, la Junta deberá reintegrar a la UE los millones que fue incapaz de invertir en cursos de Formación Profesional, desde que se asustó ante el descubrimiento de la merienda pícara organizada en torno a ellos por sus propios “incontrolados”. ¡Hasta bienios ha dejado pasar sin convocar un solo curso! En los debates y en los mítines, eso sí, seguirá negando la evidencia mientras los parados aguantan resignadamente el tirón.