Todo el escándalo provocado por la ausencia del PSOE del homenaje a Blas Infante es pura ojana. El PSOE no ha creído nunca en ese hombre trágico ni en su obra no poco anacrónica y circunstancial, pero ni más ni menos que los demás, empezando por IU y terminando por el PP, sin olvidar a los diversos ensayos de un andalucismo histórico que jamás supo construir con ella un ideal y menos una doctrina. El blasinfantismo es un camelo del que han vivido no sólo los que lo inventaron sino quienes, en circunstancias normales, no lo habrían considerado nunca. Por eso, pasado el tiempo, empiezan a poner distancia por medio. Aquí los nacionalismos no tuvieron su Herder ni su Renán. Por eso precisamente aceptaron todos el culto vacío a Blas Infante.