Tras la ocurrencia de desprestigiar con su exclusión arbitraria y desigual a las provincias de Málaga y Almería a los ojos del planeta, el sanchismo ha dado la puntilla al turismo, nuestro imprescindible negocio, liquidando las tímidas y angustiadas previsiones del sector. Ni más ni menos: ¿quién va a aventurarse a visitarnos este verano cuando el propio (des)Gobierno de la nación ha añadido a aquel injustísimo disparate la ocurrencia de cerrar al tráfico nuestras fronteras, convirtiéndonos, de hecho, en un presunto lazareto? El coste de la presidencia de Sánchez y de la gestión de su cuadrilla será la muerte de nuestra gallina de los huevos de oro y, consiguientemente, la irremediable precarización de la economía regional. La pandemia no ha sido el único factor de nuestra tragedia. La necedad y la mala voluntad políticas está contribuyendo a ella más, si cabe, que el propio virus.