Desde el día 1 de este mes de enero el Boletín Oficial del Estado, el BOE famoso, no volverá a ser editado en papel para encarnar místicamente en el impalpable palimpsesto de Internet. Se acabó el rito matinal de las oficinas, desaparecerá esa vieja decoración de las covachuelas leguleyas que era el ‘Aranzadi’, la voz coleccionada del Estado engalanada en encuadernación española. Dicen que la reconversión de la vieja ‘Gaceta’, es decir, su inmaterialización, va a ahorrar al erario un buen puñado de millones de paso que cientos de hectáreas de bosque se salvarán de la tala al dejar de resultar imprescindibles las cuatro mil toneladas de madera que requería la producción de celulosa necesaria para fabricar tanto papel. La edición virtual de la ley culmina el larguísimo proceso que va desde la voz del pregonero a la web pasando por el pergamino, de la mítica piedra de le ley en que el Poder grababa sus preceptos, al nimbo cibernético, y puede darnos una idea sugerente de la intensidad de los cambios que estamos viviendo sin apenas percatarnos de ellos. La intrincada existencia del Estado, su compleja fisiología, no hará ya necesarios los abarrotados anaqueles porque ahora toda esa ingente producción normativa cabrá con holgura en un breve compacto. Miro con nostalgia mi edición de las ‘Siete Partidas’ o la de la ‘Novísima Recopilación’, poso momificado de la historia de un pueblo a través de los tiempos, y las comparo admirado con esta invención memorable que es la edición en el ciberespacio universal e inmediato. El Estado entero cabe ya en un chip de silicio no mayor que una lenteja.
Demasiadas cosas van a cambiar, tan colosal es el cambio que se avecina que no es fácil asumirlo por más que el vértigo nos embargue al reparar en ello. Pronto –de hecho, ya hace tiempo—podremos trabajar desde casa, firmar digitalmente, comprar y vender a distancia, difundir mensajes planetarios, enamorarnos, consultar arcanos o leer libros sin necesidad de tocar el finiquitado papel, y hasta delinquir oscuramente poniendo tierra de por medio con la Justicia. La ‘sociedad-red’ de la que habla Castell, estalla por doquier con su presencia ‘gloriosa’, la vida ve como se desencarnan sus miembros uno a uno, sutilmente, como obedeciendo a una conjura subliminal. Escrita en ninguna parte, la ley alcanza hoy a todos y tiene que ver más con Bill Gates y Paul Allen que con Hammurabi o Moisés.
Hermosa y tierna, mi don Anfi, la Cruz de hoy. Que mire por donde, ya que estamos en finde, leo hoy primero en papel. Nadie nos podrá extirpar el fetichismo del roce, del color, del olor del papel y la tinta, tanto si está fresca y reciente como si lo paladeamos en páginas añosas y hasta vetustas.
Tengo localizadas cerca de los dos o tres nidos donde poso mi culiligereza alguna de esas capillas, a las que solo faltan vidrieras con milagros, donde se rinde culto al libro viejo. Pero no hace ni cinco días descubro otra de ellas. Con su librero dickensiano, sus dos o tres conjurados que repasan silenciosamente lomos ajados, títulos y autores casi ilegibles u hojean despaciosa, reverencialemtne las páginas que se imprimieron tal vez, seguro, antes de nacer los chips.
Imposible no caer en el humilde pecado de adquirir algo allí. El librero me ofrece una irreverente bolsa de plástico usada de un supermercado y me niego a tal violencia. Abarcando como puedo en la mano la compra, salgo casi de puntillas a la calle, no sin antes haber tenido la duda de si debía hacer la pequeña genuflexión ante la real aunque invisible lamparilla sacramental.
Sí que es un hito, don ja, ya lo creo. Y una nueva ventaja para las clases más preparadas frente a las menos, porque a Internet le falta mucho para ser universal. Claro está que como la edición digital va para letrados la cosa no importa tanto. Pero es que lo mismo está ocurriendo con mla lectura, y eso ya no es lo mismo.
Precioo el final, lood e Moisés y Hammurabi frente a nuestro profetas del día. Interesante toda la reflexión y la que acaba de añadir nuestro Prof.
Siempre me sobrecogió la imagen apocalíptica de los los archivos-almacenes donde la Administración y los profesionales guardaban el BOE, la respiración del Estado a través de los tiempos. Ahora me da cierto canguelo pensar en una ley impalpable, en una imagen cirtual de la voluntad del Estado. Nunca estamos conformes del todo, es verdad.
La comparación del final, en efecto, divertida y brillante.
¿Usted cree que Bill Gates sabrá quién es Hammurabi, jefe?
Si no lo sabe no tiene más que echar un vistazo a Internet, don Zas, y quedará debidamente informado.
Me gusta el comentario aunque creo que el agrumento ecologista del ahorro de papel es no poco inconsistente, sobre todo porque hay que recrodar que el BOE se imprimía en papel reciclado.
Estoy de acuerdo con la óltima intervención de don observador: en nuestro establecimiento nos pasan todas las informaciones por el internet o infranet o como se llame el net interno, envez de colgarlo en el tablero como se hacía antes, y de resultas cada cual de nosotros lo imprime para no olvidarlo y tener un «rastro escrito» de la INFORMACIóN! ….
Eso no quita que es verdad, cómo cambian las cosas, y cómo entiendo la nostalgia de doña Epi.
Besos a todos.
Todo se virtualiza, todo se esfiuma y desencarna, como días atrás dijo ja en la columna. Comparto ese vértigo por la velocidad del cambio de que él habla y coincido en que la inmensa mayoría no lo está advirtiendo a pesar de estar inmersa en él. El problema es que notodo cambio es bueno, además de que, con cierta frecuencia, los cam bios benéficos tienen un reverso peligroso o simplemente malo. Piensen en lo que Internet ha influido en la globalización, ésta en la crisis, esta en los padecimientos de la Humanida, etcétera. Hay que tener cuidado con el progreso: no frenarlo, nunca, pero no creer como papanatas que cualquier novedad va a reprotar beneficios.
No deja de ser curiosa, en todo caso, la imagen de la Ley virtual, quizá más favorable todavía a la práctica leguleya, o quizá no, ya veremos. Ebn los Juzgados se van a alegrar, por lo menos de esta liberación de espacio y van a tener libres algunas estanterías para deahogar los wáteres. Qué trosteza tener que decir estas cosas.
me alegro de este medida de ahorro y ex-antifraude, e ikeaahorraespacios adoptada ahora les queda modernizar el sistema, y asi se van aprobando las asignaturas, los verdes tambien lo agradeceran lo peor va a ser a los que no puedan acceder a ese soporte. un saludo