El inaplazable proyecto de la Junta de Andalucía de reformar los servicios judiciales va a tener que esperar los menos tres añitos, porque resulta que, a estas alturas, la consejería de Justicia no conoce cuáles son las auténticas circunstancias de esos abarrotados servicios, que falta o que sobra en ellos, qué habría que hacer para que afrontar la temible crisis planteada desde hace años. Es decir, que cuando los jueces hasta paralizan ya los juicios para poder atender va la ejecutorias, la Junta va todavía por la intención de encargar el consabido estudio para ver luego qué se hace y qué no. Veremos si para la fecha prevista queda mucho de ese aparato en pie y si la desdicha no ha propiciado que se reproduzcan situaciones trágicas como algunas recientes.