A las razones hechas públicas por la profesora de Marchena sobre la insostenible situación de una docencia sin la mínima autoridad, se junta la afirmación de un experto de que uno de cada tres estudiantes infantiles o adolescentes es víctima del acoso escolar, y también, nuevamente, la noticia de que desde los despachos de la Junta –esta vez en Montilla como antes en Ayamonte— se aprueba incluso a los alumnos pésimos suspendidos por sus profesores, en los despachos políticos. Todo sea por contentar al personal y encubrir el abandono y el fracaso escolar que, año tras año, confirma el prestigioso Informe Pisa. Incluso reducir al profesor a marioneta y saltarse a piola (a pídola, por supuesto) su incuestionable derecho a la calificación.