Si el viernes pasado fue en la inauguración del curso de la Universidad de Cádiz donde Griñán hubo de soportar una estruendosa pitada y la protesta simbólica durante toda la ceremonia, ayer fue en la de Granada donde los estudiantes –evidentemente más organizados que espontáneos—ocuparon el Rectorado del que debieron huir espantados el Rector y los nuevos doctores, a pesar del compromiso, negociado por el Rector con los estudiantes, de que éstos “permitirían” el acto, que hubo de celebrarse a puerta cerrada en los pisos superiores del edificio. Los estudiantes, apoyados por sindicatos y parte del profesorado, protestaban contra los “recortes” presupuestarios y la presunta “privatización” de la Universidad. Se vivieron momentos de grave tensión en los que no faltaron las agresiones físicas y la policía hubo de intervenir para abrir paso al propio Rector mientras algunos grupos insultaban a la prensa. La Junta debe aceptar que donde las dan las toman, pero hay que decir, porque es obvio, que un movimiento semejante no se organiza sin algún respaldo fuerte.
Qué me dicen de la presencia y apoyo de los sindicatos. Así empiezan los conflictos en la universidad y luego acaban como sea. Claro que Griñán y los demás que han atacado los planes de austeridad echandole la culpa a los de Madrid tienen ahora su merecido. Griñán también recorta y ya ven de qué manera.