Cae en picado la inversión pública en Andalucía y, con esa caída, se agrava aún más –a un tiro de piedra del millón de parados– la situación crítica de la economía andaluza. Datos profesionales hablan de una reducción del 80 por ciento en la primera mitad del 2009, de que el Gobierno ha licitado en ese periodo menos de la mitad que al año anterior y la Junta aún menos, mientras cunde la queja de que el Gobierno se ha gastado en ese mismo semestre el doble de lo recaudado. ¿Quién trata mal, quién discrimina a Andalucía ahora, en plena hecatombe? Que cada ciudadano juzgue por su cuenta y riesgo lo que está más claro que el agua.