Ya está: se acabó la era Rajoy. La tormenta perfecta ha durado años y en su epicentro no había, al parecer, más que un problema: Rajoy. ¡Echar a Rajoy y luego ya se vería! Bueno, pues ya está. Ha hecho falta el apoyo de los golpistas del separatismo catalán, el de los herederos de ETA y el de los nuevos “leninistas amables”, pero echaron a Rajoy. ¿Y ahora? Pues ahora, cualquiera sabe, pero no se culpe del disparate a los partidos sino a los votantes. Una muñeca rusa, tal vez, de la que puede que vayan saliendo otras crisis, como ya ha anunciado Ciudadanos en Andalucía: “Que no quepa duda de que si hay condenas en el “caso ERE”, se exigiría no sólo elecciones sino la dimisión de Susana Díaz”. El verano va a ser de órdago y en el otoño… mejor no pensar.