No parecemos dispuestos a mantener la lealtad institucional. Al contrario, aquí cada uno va a lo suyo y cada partido tiene como principio primero anular al adversario. La nueva delegada del Gobierno de la nación en Andalucía ha inaugurado su mandato arengando a los huelguistas convocados contra la Junta autónoma para el próximo 3 de marzo y, ya de camino, ofreciendo su cara más dura frente al proyecto educativo del Ejecutivo andaluz, y la más ceñuda contra el decreto que establece la libertad escolar, hoy impensable sin los centros “concertados”. Nada de cencerros tapados, pues, sino prietas las filas y partidismo a tope. La fractura de España –esa brecha que se agranda por días y nos divide en bandos y bandas— no es sólo territorial.