Es preciso que todo cambie para que todo siga igual, decía el vizconde de Lampedusa, o sea, el “Gatopardo”, mentor desconocido pero eficaz de tantos políticos. El relevo de Barrero por el bachiller Jiménez es otra de esas comedias programadas para escapar de las apariencias, por más que el que se va insista en que se va de verdad, y por más que el que llega crea o finja creerlo. Con aquel tras el telón y doña Petronila a pie de obra, el PSOE de Huelva estás en manos de los mismos que no cumplen ya el cuarto de siglo en el poder y este relevo no es más que un número que, por lo demás, ni aporta ni deja de aportar a la degradada realidad política onubense. No hay mejor continuismo que el relevo ficticio, lo que no quiere decir que siempre esté garantizado. Ya puede tensar las riendas Barrero, si no quiere que le cualquier día le hagan a él lo mismo que él le hizo a sus predecesores.