Pocas teorías tan difundidas, y casi ninguna tan deformada, como la insigne ocurrencia que el maestro Freud improvisara a propósito del simbolismo de le trenza, ese bello e inocente recurso femenino en el que el mago vienés, que era una miajita retorcido, para qué vamos a negarlo, sostenía que habitaba el fantasma semiológico del pene ausente. La mujer viviría inconscientemente abrumada por la famosa “ausencia del pene”, idea que algún crítico malicioso de los muchos que pulularon en su entorno íntimo, atribuía a la observación banal de las inevitables reacciones infantiles ante la anatomía comparada de los diferentes sexos. Tan lejos llegó el maestro, que sostuvo que el sencillo hecho de cortar una trenza podría (y hasta solía) ser el origen de un síndrome temeroso que él llamaba “complejo de castración”, probablemente una de las conjeturas machistas más solemnes de la historia del psicoanálisis pero que ni les cuento el juego que les ha dado a los “analistas” de pago, en especial a los argentinos. Hoy en Internet recibimos cada mañana en el correo la multioferta indeseable de productos y técnicas relacionadas con el pene, lo que, sin duda, nos proporcionada una idea adecuada del interés latente en el mercado por esa materia, de paso que nos acerca a aquella premonitoria e inquietante advertencia del gran Henri Michaux sobre el hecho de que las circunstancias del siglo pasado habrían hecho del pene un objeto físico y mental “doctrinario”. Puede ser. De Francia me llega la propaganda de un artilugio sáfico –el “gode Share”– que permitiría a la pareja lesbiana (o a la otra, por supuesto) consolarse mutuamente utilizando una prótesis de silicona médica, larga de 24 centímetros, gruesa entre tres y cuatro y medio, de manera que la parte pasiva recibiera la sensación tradicional mientras la activa pudiera disfrutar del estímulo del “punto G” provocado por cierto trebejo hábilmente incorporado al diseño. ¿Echan de menos algunas mujeres ese órgano ausente, tratan tal vez de sustituirlo por una réplica fantasma que se vende en el sex-shop al módico precio de ochenta euros de vellón? Quede ahí la eterna pregunta y respóndala quien pueda.
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Me entero de paso de que el invento franchute no es más que la reproducción de un viejo útil que en Japón –el mítico país del crisantemo y la espada– se viene vendiendo de puerta en puerta nada menos que desde el siglo XVII con el precioso nombre (a mí me lo parece, al menos) de “ryochidori”, lo que no constituye ninguna novedad porque bien sabemos que nuestras celestinas de toda la vida han dispuesto en su muestrario secreto de muchas de las maravillas que hoy nos ofrece como novedad esta sociedad presentista. En las tumbas neolíticas, y aún en las que las precedieron, los arqueólogos están hartos de encontrar ‘pepones’ y ‘chochonas’ con las que, en aquellos albores civilizatorios, el Sistema omnipresente propiciaba ya la socialización de los valores y, en este caso, una división funcional entre los sexos que ha tardado milenios en comenzar apenas a resquebrajarse. Hombre, uno no tiene nada o bien poco que decir sobre estas prácticas placenteras que, en el fondo, con Freud o sin él, hay que recocer que ocultan mal que bien un clamoroso instinto de dominio y hasta, si me apuran, ese “sadismo subliminal”, que un visionario atormentado como Céline descubría en cuanto anduviera por medio ese disputado órgano, entre el cual y la matemáticas (reléase “Viaje al fondo de la noche”, si se está de humor) aseguraba él que no se extendía más que el enigma de la Nada. La revolución porno no va a descubrir ni tanto así, tal vez, que no supieran ya nuestros lejanos antepasados. Pero ahí está el repertorio novísimo deslumbrando a ciertas liberadas con inventos que hubieran hecho sonreír a las japos, incluyendo desde la princesa altiva a la que pescaba en ruin barca cuando aquí nuestras elites ‘ilustradas’ se debatían aún –ay, Chaderlos Laclos– justificando el adulterio.
Mucha guasa gasta hoy nuestro anfitrión, y no va a ser yo quien se vaya a quejar.
Me imagino muy bien preguntando así,como si nada , «Nadie ha visto mi ryochidori, que no sé donde lo he puesto» y ya se me dibuja una sonrisa en la boca y me siento mucho mejor.
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Naturalmente, tiene mucha razón don José Antonio,nada nuevo hay bajo el sol, y en cuanto una civilización alcanza mediano desarrollo intenta aumentar las posibilidades de goce, pero no sé si es que soy algo estreñida pero cuando en mi cole , unos cuantos chavales se han tomado unas pastillas para dilatar los orificios,y uno se ha desmayado, me he escandalizado. A pesar de los años una sigue siendo muy romántica!
Otra cosa me apura: estoy dudando si alegrarme porque siguen siendo los franchutes los expertos en estas cosas del sexo, o enfadarme porque el aparatejo no tendrá nada de francés pero tenemos esa malísima reputación , y esas cosas nos las echan encima, como el mal francés, por ejemplo!
En serio, divertídisimo este artículo!
Buenas tardes
Decia un cuento que lei una vez que un sabio chino preguntó a sus tres discipulos que era para ellos una vida feliz. El primero contestó que deseaba ser juez e impartir justicia. El segundo se proponía ser general y ganar las guerras en que su patria se empeñara. El tercero callaba, pero al insistirle dijo: «Maestro, lo que yo quiero es ir cada tarde junto al rio con mis amigas y amigos, hacer el amor, bañarnos y disfrutar de la merienda». El viejo sabio se quedó absorto y al rato les dijo: «el último de vosotros es el que está mas cerca de la Verdad».
Creo que el ser humano desea fervientemente ser feliz y gozar de su mente y de su cuerpo. Son las culturas impuestas las que nos sumen en la confusión, con su aparato de normas, y nos impiden alcanzar mas facilmente el estado en que deberíamos estar.
El sexo es una fuerza poderosisima que se pervierte y tuerce en el ser humano, buscando la salida, por caminos tortuosos (fisicos o siquicos), cuando no tiene camino expedito y saludable. Y todo esto da negocio a prostibulos, tiendas de sexo, videos porno de internet (me han dicho que es el bocado del leon en la red) y consultas de sicologo y de tarot.
Yo pertenezco a la generación que tuvo que sufrir a curas y medicos, cuando nos decian que la masturbacion provocaba enfermedades, locura y pecado mortal con garantía de infierno. Ahora eso ya no pasa, pero el desconcierto en la sociedad es notable, entre jovenes y no tan jovenes.
Yo he aprendido casi solo mi receta: Trabajo duro en lo que me gusta, racion doble de belleza cada dia, buen vino y mejor comida, y sexo, sexo y sexo.
A Marta Sicard, por su romanticismo y simpatía.
Gran artículo, lástima que esta literatura sea efímera. (¿Por qué no recoge sus columnas en libro, don ja?).
Dola Marta debe tener en cuenta que la mala fama de Francia ene este sentido se la agenciaron los franceses mismos. gm cita a Chaderlos Laclos como otras veces ha ctado al mismísimo Diderot o a Brantôme (lo recuerdo con claridad). ¿Qué me dice de Sade o de Villier de l’ Isle Adam? Es normal que el ector de Bataille se haga cierta idead de su país. ¡También se creen por ahí arriba que aquí vamos todos de bandoleros o toreadores y ya ve!
Viajo dentro de unas horas, como sabes, peor no quiero dejar sin constancia mi admiración por este artículo. ¿Quién maneja en España esos premios de periodismo tan conocidos…? Gracias una vez más y hasta a vuelta.
¿Me puede dar más detalles del aparatito?
Eg te absolvo, hijo mío, tras haber disfrutado mucho con tu pecaminosa inteligencia. Lo que dices de Freud entrelíeas es grciosísimo y lo del trebejo en cuestión, divertido al máximo. Por eso te absuelvo.
Hubera sido mejor que diera más detalles sobre esa industria del placer, que seguro que conoce su vasta experiecia de lector (ignoro si también la otra). Pero coincido con os anteriores blogueros en que la columna es magnífica.
No es justa esa broma (cortarziana además) sobre los psicos porteños, porque en todas partes cuecen habas, y en España uno conoce a más de un fantasma indígena, sin contar a ese reinón que dicen que señorea el género en Nueva York, y que debe de ser amigo del jefe, puesto que son paisanos.
Me descbro, he asado un rto estupendo, he tomado un cafetito antes de volver a leer los dos párrafos de hoy. Balance, esta es una de las mejores columnas en mucho tiempo. Me agrada ver que hay unanimidad práctica en el blog.
Excesiva broma sobre un asunto –el placer humano– que no conviene tratar como si se tratara de algo banal. El sr. gómez marín sabe muy bien el papel que ese factor juega en la vida y, por consecuencia, en las sociedades, hoy como ayer, y me parece que es hacer una caricatura sacar de su contexto un dato (un simple objeto aberrante) y hablar de él como si perteneciera a la cultura normal y propia de los hombres racionales. Siento discrepar, lo que no significa que no valore el mmérito literario del artículo de hoy.
Jefe, tome nota: nos espía tras la cortina. Mi señor Horacio, no se ponga usted tan serio, no sea que acabe pisándose la sotana. ¡Que haya que oír estas protestas antiplacer en pleno sg. XXI!
A mí me parece que el tema es bastante asqueroso y la «doctrina» que se aprovecha para colar en la opinión muy poco sensata. ¿O es sensato apostar por una sexualidad protésica? Contésteme mi antiferudiano/freudiano autor/anfitrión.
Genial la ironía sobre la trenza y el complejo de castración, que aunque usted no lo crea quizá a más de una nos ha tocado todavía vivir, perimero en la escuela, luego en diversos ambientes. Hubo un tiempo en que sobre eso se escribió mucho y se habló hasta dejarlo de sobra. Me gustan estas exhbiciones de ja, liqidando en unos cuantos renglones, a base de guasa fina, teorías tan conspicuas.
Espero, Clara, que haya recortado el art. para su clase. Échele narices y pida u coemntario a los jóvenes, que al fin y al cabo el tema entraría en Sexualidad o en Educación para la Ciudadanía.
En este blog no hay más que gente rancia. Y eso que hoy echo de menos a la vieja esa que ronea por aquí cada día, normalmente muy tempranito. ¿Le habrá dado una alferecía o se le habrá atrancado el aparatito fracojaponés?
Bonito, gracioso, cachondísimo, culto paradar y tomar, valiente para decir lo quedice de las vacas sagradas del psicoanálisis. Gracias, compi, debería habertro periódico por latarde. Lo compraría sólo por leerle a usted.
La teorías de don Sigmundo, ese marrano –que bien lo sabía su empleada de hogar- siempre me parecieron un tanto desaforadas. Tampoco profundicé en ellas. Tan sólo lo imprescindible para aprobar alguna asignatura. Digamos que con don Carlos, el que comparte apellido con Chico, Groucho, Harpo y Zeppo, me ocurre ídem de lienzo. Alguna vez intenté adentrarme en sus reflexiones, pero me hacían propensa al duermevela y termino no enterándome ni de jota. Evidentemente una no es una intelectual, qué le vamos a hacer. Saben que mi pescuezo siempre está dispuesto recibir una colleja.
O sea, que este es mi Anfi y no el que se arremanga y chapotea en politiquerías, aunque reconozco que alguna vez no le quede otro remedio. No comparto alguna de las ideas que expone. El porno es una industria que mueve cifras muchimillonarias y como después del kamasutra y del marqués, que ya cita mi don Prof, pocas cosas quedaban por descubrir, pues ahora montan toda esa quincalla que no es otra cosa que seguir ordeñando la misma vaca. Anillos saltarines, fustas de municipal antiguo imitando los aparatos de subsaharianos, tan sublimados ellos, vaginas de silicona para sustituir la lucha de cinco contra el calvo, en resumen, una sofisticación que como queda demostrado más arriba, no descubre nihil novum sub sole: la tontería esa del plátano o la zanahoria es puro machismo y cierto, certísimo lo de la camisiña de tripa de cordero sometidas al carbono catorce.
Pero las dulces chicas de Lesbos saben bien que la vagina no es casi nada más que una tripa abierta que subyuga al macho, pero donde el placer reside es en el juego, en el amago, en la caricia, en puntear en el sitio exacto en el momento más oportuno y en el suspiro relajado y feliz. Y que esos ‘más, más, sigue, sigue, oh sí, oh, sí, ya, yaaaa’, jadeosa y casi en opistótonos, es más bien cosa del cine para mancos. Ni el misionero permanente ni esas gimnásticas aventuras que exponen ambas espinas dorsales a la tetraplejia para siempre.
Don Quercus de mis entretelas, no olvide que ya el padre Hipócrates hizo sus advertencias sobre todo exceso con los adminículos de que nos dotó natura.
Chiquito, molondri, ¿por qué no frecuentas otra web que no te obligue a usar el diccionario tanto? Anda y que te den un lijado.
Don Quercus, me siendo halagada por su dedicatoria. Muchísimas gracias.
Tiene razón doña Icaria, no hay que abusar de las cosas buenas,…. aunque me parece a mí que está ella muy al tanto de todos los artilugios, trebejos y aparatitos que se venden por ahí con ese propósito.
Estoy de acuerdo con usted Señor Profe: pero creo yo que no estamos a la altura de nuestra reputación!
El consejo de Marción a Clara tiene su miga y también es divertido.
Y Hasta los comentarios de los señores Alatriste y Horacio me divierten, aunque discrepo totalmente de don Horacio , porque no veo en el artículo de don José Antonio, ninguna caricatura y tampoco creo que trate el placer como algo banal, sino al revés.
Del Chiquito , inutil hablar que ya se ha encargado de ello doña Icara.
Besos a todos.
Tiempo….
anda la gente buscando,
y solo busca tiempo.
Atardece en el olivar
y silba el viento calmado y fresco.
La luz se va y a lo lejos empieza
a verse titilar Sevilla, como candilejas.
Mi moto me llevará de nuevo a casa,
y entraré de nuevo en la ciudad, amándola.