Si se acuerdan de la brasa que dieron Anguita y Rejón (el rojo) con motivo de la llamada “deuda histórica”, tendrán presente también el pufo con que la astucia zapateril zanjó el pleito con la servil anuencia de la Junta coetánea: una colección de “activos inmobiliarios” –ni que decir tiene que inservibles aunque costosos de mantener— de los que ahora el “Gobierno del cambio” no sabe cómo deshacerse. Más o menos el valor de ese cambalache viene a ser como el de las pérdidas originadas por el festín de los ERES, es decir, otra ruina de tomo y lomo. Y otra silenciada herencia del pasado “régimen” que conviene tener en cuenta a la hora de considerar lo que –junto a los beneficios, que no fueron pocos– ha legado a la región la larga hegemonía del PSOE andaluz.