Hay que ser lila para creerse que el hallazgo del embalse ilegal que existe en Doñana se debe a los, en todo caso, beneméritos ecologistas que lo han denunciado. ¿Qué pasa, que la consejería de la Junta no sabía de su existencia? ¿Y el Ayuntamiento de Almonte, tampoco sabía nada hasta que se desayunó con el aviso “verde”? Venga, hombre, a otro perro con ese hueso. Y que no salgan insistiendo en su ignorancia porque sería aún peor, ¿o es que pueden las dos Administraciones concernidas alegar ignorancia de lo que resulta inverosímil pensar que no conociera medio mundo en la comarca? Junto a la responsabilidad de quien lo construyera en su día está la de quienes, evidentemente, han cerrado los ojos para no ver.