El PSOE, empezando por el Gobierno, se ha lanzado en busca de esos “indignados” que claman contra el Sistema en su conjunto, y justo es decir que sobrepasando con mucho lo que la prudencia e incluso la legalidad permiten. Griñán, por ejemplo, ha pedido a los jóvenes que voten “en positivo”, es decir, a su partido, como si su partido no formara parte indisoluble, y en este momento principalísima, de lo que esos “indignados” rechazan como materia podrida. El oportunismo no tiene límites, ya se sabe, pero en ocasiones como ésta resulta tan temerario como probablemente inútil. Porque si tanta razón llevan los rebeldes, ¿cómo es posible que sus actuales aduladores no se hayan percatado antes? Estas adhesiones fingidas contribuyen al descrédito de una política capaz de cualquier cosa con tal de controlar el Poder.