Han quedado para eso, para palmeros de los que mandan, que son, claro es, los que parten y reparten el presupuesto. UGT defendiendo a capa y espada a la Diputación a pesar del fracaso patente de su proyecto de promoción de Huelva, no es más que lo dicho: un “doméstico” que corre al lado de la figura para empujarla en las cuestas y prestarle su bici si pincha en mal momento. Ni sombra de lo que fue en otros tiempos, por supuesto, cuando todavía no eran nadie y no había pasta que repartir en los despachos. Van de jarrillo lata del poder, ya digo, por la sencilla razón de que se han hecho profesionales y políticos. No es raro que los trabajadores no quieran saber nada de estos montajes.