La tumba del “régimen” va a ser, con toda probabilidad, el descubierto negocio de las prejubilaciones falsas. No pasa día sin novedad sobre esa saga increíble en la que van apareciendo madres, suegras, vecinos y amigos, aparte de algún “conseguidor”, prejubilados por la Junta fraudulentamente y en las más absoluta oscuridad, a pesar de que esté todavía por explorar el grueso de los expedientes tramitados bajo esta sombra protectora. Nunca la autonomía sirvió para organizar un fraude de proporciones tan descomunales ni circunstancias tan indecentes. El error y la culpa de Griñán están en no haber sabido valorar a tiempo la gravedad de un chanchullo que, desde luego, no ha podido escapar al electorado.