Es significativo que la protesta pública sea tan selectiva que apunte siempre en una dirección política, nunca en la opuesta. Por ejemplo, ya es raro que en la Andalucía de máximo paro y máximo latrocinio apenas se oiga el rumor de la calle que, sin embargo, resuena con estruendo en tantas Españas. ¿Por qué esa estrategia peronista funciona tan activamente frente a las instituciones simbólicas mientras ni está ni se la espera en este puerto de Arrebatacapas? Ojalá nunca llegue aquí esa tumultuosa moda, pero ojalá también su sustancien de una vez las acciones judiciales que nos han convertido en el escándalo nacional.