Ningún fraude, entre los registrados en la crónica autonómica, resulta comparable al de las prejubilaciones falsas financiadas por la Junta que, entre otras cosas, se está demostrando (las últimas demostraciones ayer en El Mundo y en El País) que favorecieron a no pocos dirigentes del PSOE. Cerrarse en banda amenazando con querellas a quienes acusen a Griñán o a Chaves de tener responsabilidades en el disparate, como ha hecho la Junta, no pasa de ser un brindis al sol. Ya verán cómo no se querellan ni con Arenas ni con Valderas ni con los diputados acusadores, que no son pocos, a pesar de sus cargas. Si no aclaran este asunto es porque no quieren enfangarse hasta el cuello, pero lo que no pueden es coartar la libertad de expresión.