No sé por qué no antier, el año pasado o hace cuatro años, y sí hoy, es decir, cuando las elecciones se nos vienen encima, el ojo vigilante de IU, Diego Valderas, descubre que lo que está ocurriendo en la cuenca minera de Huelva –como aquí mismo hemos dicho y repetido tantas veces—no tiene perdón ni, probablemente, arreglo. Valderas ha visto claro de pronto que esa tasa de paro y esa depresión creciente amenaza con liquidar la comarca y no se le ha ocurrido más que pedir un plan “serio” y proscribir (otro extremo que tantas veces hemos denunciado los demás) el uso truquista de los famosos cursos con que entre la Junta y los sindicatos entretienen a los parados. Se le ven ya las orejas al lobo electoral, no hay duda. Y Valdera para eso es un águila.