Hay mucha gente desorientada con motivo de las repetidas actuaciones de los jueces de la Audiencia Nacional en procedimientos sobre asuntos extranjeros. En este momento, si no me olvido de alguno, esos magistrados están empapelando (hay 14 actuaciones en curso) a tres ministros del Gobierno chino por su actuación en los sucesos del Tibet, al primer ministro israelí por los bombardeos de Gaza, a los responsables de torturas en Guantánamo y hasta a la “sombra de padre”, al mismísimo ‘caudillo’ Franco, cuyas relaciones con el Holocausto se pretende esclarecer y sancionar. Naturalmente, como digo, muchos españoles se llevan las manos a la cabeza ante lo que, de entrada al menos, parece un mero prurito de “jueces estrella” siguiendo entusiastas la senda abierta –con evidente entusiasmo, hay que reconocerlo—por el juez Garzón cuando arremetió contra Pinochet y que le ha reportado, junto a la fama internacional, unos beneficios nada desdeñables. Pero no es así o no tiene por qué serlo, pues la realidad es que esas intervenciones judiciales obedecen al imperativo legal, ya que la Ley Orgánica del Poder Judicial consagra la competencia universal de la Audiencia, una ocurrencia política que los hechos están demostrando no sólo estrafalaria sino potencialmente peligrosa. El eco extraordinario de la acción contra Pinochet, por lo demás, produjo el efecto secundario de cohibir al legislador, incapaz en estos momentos de dar marcha atrás como reclama al sentido común y también, desde hace bastante tiempo, no pocos jueces entre otras razones porque, como bien sabía Pascal, si la fuerza sin justicia es tiranía, la Justicia sin fuerza es pura impotencia. Ya me dirán si no es puro vodevil esa imagen de su Señoría empapelando Ehud Olmert o a los ministros chinos, por no hablar de ese Hamlet interrogando en la niebla a la sombra del tirano.
Tienen que cambiar esa ley si no quieren comprometer aún más el prestigio de los jueces, ya lastimado sobradamente por las circunstancias, que se ven legalmente obligados a actuar, con independencia de que, en muchos casos, haya entre ellos quienes disfruten con la exhibición. Y más en un momento en que la estadística confirma el aumento imparable de los asuntos judiciales (un 20 por ciento en el último año) y en el que millones de expedientes duermen apilados el sueño de los justos, sin que la gente sepa, que es lo malo, que los Pedraz, Andreu, Moreno o Velasco no están haciendo con sus pintorescas pesquisas más que dar cumplimiento a lo que el legislador les ha impuesto. Estuvo bien mientras duró el show de Pinochet, con su instructor exhibicionista y sus lores empelucados, pero los hechos han derivado de tal modo que resulta inaplazable una reforma que devuelva la Audiencia a su alfoz y permita a los jueces dedicarse a lo que tanta falta hace. La alternativa sería pasar del discutido prestigio del “garzonazo” a convertir a nuestros juzgadores en el hazmereir del planeta.
Ridículo tancredismo, aunque sea legal.
Necesaria puntualización, rugurosa, que parece mentira que no haya hecho el propio poder judicial. Lo cual no quita para que muchos de esos casos lo sean de jueces-estrellas, sin duda, y hasta de figurones de insaciable ego, como es bien sabido.
Ahora bien, la Ley Orgánica hay que modoificarla, como bien dice jagm, si se pretende eviar el ridículo espantoso que estamos haciendo.
Aunque sea imperativo legal, no deja de ser ridícula la pretensión de juzgar a esos mandatarios lejanos. Hay en la Ley mucho papel mojado. ¿No dice la Constitución que todo español tiene derceho a un trabajo? Imaginen si nuestros mandamases se decidieran a ejecutar ese mandato sin contemplaciones…
Curioso que una circusntancia así no se conozca en general. Ni los jueces se han preocupado de aclararla al público desconcertado. De todas las maneras, gm lleva razó cuando habla del rídiculo (ayer en Canal Sur, por ejemplo) a que puede conducirnos una normatia como ésa. ¿A que no le meten mano a Kissinger y eso que ha sido solicitado más de una vez?
Hubo una época durante la cual los españoles se felicitaban de poder impartir justicia urbi et urbe y así «moralizar» el mundo entero. Espero que don José António no sea el primero que diga claramente la ridiculez de esta pretensión.
Hasta el Tribunal Internacional me parece una tontería, porque de él se eximen muchos, los USA los primeros, y porque cuando se lanza una orden de caza y captura, se captura sólo a los que ya están derrotados, no a los vencedores. Siento decir que el Tribunal Internacional, más que un tribunal, me parece una Cámara para que los vencedores puedan definitivamente deshacerse de los vencidos: cuando se jusgue a un soldado Usa volvemos a hablar.
Besos a todos.
Debo ser muuu pesada, pero aquí la Constitución nació de aquella manera. De la Consti nacieron leyes orgánicas -¿se acuerdan de la democracia orgánica de don Francisco?,je, je- e inorgánicas algunas fruto de una bisoñez o un sectarismo -o buenismo, no sé qué es peor- del <i<y yo más.
Hoy, tras sabe Dios qué manipulaciones en los órganos genitales internos de doña Mortizia, nadie se atreve a meterle el diente a una reforma constitucional que está clamando a voces ni se sabe desde cuándo.
La cosa se desliza por la resbaladiza pendiente de los diecinueve tribunales supeiores de justicia, cada uno creando su jurisprudencia. Más un supremo que Dios lo bendiga y un Constitucional que se tira los años que haga falta para ayudar a su señor.
Er Pasheko, cuando dijo lo que dijo, no hizo más que una borricada a las que tan acostumbrado tiene al personal, pero su famosa frase está ya, mármol y bronce, en la conciencia común. La informatización seria de la Justicia es algo que con suerte conocerásn sus nietos de ustedes.
Por si fuera poco están los juececitos estrella, a los que les gusta una cámara más que comer con los dedos.
¿Don tancredismo, dice usted, mi don Griyo? Puro espectáculo del bombero torero.
¡Y es uno de los filares engue se basa (?) la debografia, hics, bzrrp!, que diría el Forges.
Fieles celebradores de las ocurrencias de doña Scéptika hemos de insistirle hoy en que, como la columna refiere coin precisión, no se trata de una incongruiencia de la Consti sino de un simple fallo de la Ley que se menciona. Nadie peude negar lo que comenta doña Marthe pero está claro que la Comunidad Internacional podría hacer Justicia si alguna vez quisiera, mientras que encomedársela a los países en particular –salvo que fuera al Imperio, off course– carece de sentido.
Personalmente confieso que atribuía la acción de esos jueces a un exagerado protagonismo o ambición profesional desmedida. Agradezco por ello a don ja esta interesante aclaraicón que, por cierto, como ya se dijo más arriba, no cpomprendo cómo no viene de parte de lso propios jueves como colectivo.
Menos mal.
ERntonces por qué dice el presid. del Cgpj que lo que tienen que hacer sus señorías es dedicarse a los asuntos internos. Les aseguro que yo lo he oído.
Una interesante advertencia. Creo que, en todo caso, intervenciones como la de Garzón han creado escuela y hay por ahí mucho aventurero que desde luego no osaría, como ya se ha insinuado, meterle mano a un Kissinger. No quiero ni pensar, por otro lado, qué ocurrirá si alguno escapara a esa previsión y lo intentara…
Los jueces cumplen su trabajo asignado en su mayoría. ¿Lo cumplen esos figurines de telediario por muy «obligados» que diga el anfitrión que están? La Administración de Justicia necesita con urgencia una reforma y una ampliación. Creo que ello es más urgente que medidas como la que propone la columna que, sin dejar de ser muy razonable, entiendo que es secundaria.
LLego tarde pero a tiempo de concelebrar la oportuna aclaración de jagm. Temo compartir, sin emabrgo, algunos recelos sobre los jueces protagonostas que ya han sido expresados por otros casineros. ¡Es que estoy hasta el gorro de ver a Garzón saliendo o entrando en el coche oficial cada telediario!
Poco que añadir, aparte de dar las gracias porque tampoco yo me imaginaba que los jueces actuaran así por mandato de la Ley. Es importante saberlo. ¿Nos damos cuenta de cuánto beneficio podríamos sacar de una información y un criterio imparcial y objetivo?
Es de agradecer la iniciativa y el buen tacto con que aclara la cuestión esta columna. Mejoir nos iría a todos renunciando a culpar a los jueces sin saber, en muchas ocasiones, de qué hablamos.
protagonismo en lugar de currelar de verdad, que se dejen de payasadas, que para eso esta el circo y que le echen una manita a sus colegas que ya les hace falta. un saludo Don Jose Antonio