Andan preocupados los conservadores conscientes de su profunda crisis: las ratas de la corrupción se arrojan del barco, las encuestas anuncian la llegada de una nueva derecha “oportunista e inexperta” y Rajoy decide movilizar a sus huestes. ¿Tarde quizá? Pues quizá. Desde luego, en Andalucía al menos, no se ven brotes verdes, y anuncios como el hecho por su presidente Juanma Moreno –¡la creación de 600.000 empleos!—, resultan a todas luces un “dèja vu”: eso lo dijo González a principios de los 80 y, naturalmente, nunca se cumplió. Pero, además, ¿no habíamos quedado en que la mejora laboral andaluza era obra del Gobierno de la nación y no de la autonomía? No mejoran ni los eslóganes. La inercia que sostiene a este “régimen”, fracasado en tantos aspectos desde hace más de tres decenios, es generada un poco por todos.