Decíamos antier en este mismo recuadrillo que el partido Ciudadanos, o sea C’S, no se limitó en Andalucía a lubricar la investidura de Susana Díaz sino que tramó con ella en secreto un acuerdo de legislatura como una casa. Y ayer mismo comprobábamos en el Parlamento andaluz que, en efecto, melindres y morisquetas aparte, el partido de Albert Rivera sostiene al “régimen” del PSOE con todas sus consecuencias, dando la espalda a problemas populares tan graves como el expuesto por las llamadas “mareas blancas” para propiciar el silencio parlamentario. Abrasado por el ansia de poder, este partido tiene ya poco que ver con el que avalaran Boadella, Arcadi Espada y otros. A quien se parece cada día más en Andalucía es a su socio, el PSOE de toda la vida.