El gobiernillo andaluz se ha ido de vacaciones entornando los ojos bajo la sombrilla. Deja un país devastado que produce cinco veces más parados que el resto de España y, encima, “recorta” la inversión pública en términos que hacen temer lo peor para septiembre, cuando los turistas se vayan y aquí no quede más que la mano sobre la mano. Sorprende el conformismo y la falta de energía de un Presidente y un equipo casi flamante ante la peor crisis de nuestra historia. Si la Oposición no remonta esta vez el vuelo, seguro que no tendrá mejor oportunidad.