No tenía sentido la tesis de la Junta de culpabilizar en solitario de las prejubilaciones falsas a un director general, el de Empleo. Operaciones como ésas son de las reservadas a los consejeros y exigen el visto bueno de la Presidencia, y así parece confirmarlo esa prueba aportada por la oposición que sitúa a Chaves de árbitro y componedor, en un ERE, fraudulento entre sus dos consejeros concernidos. Éste era un mal asunto en cualquier caso pero lo está empeorando por momentos la absurda estrategia de tratar de quitarse el muerto de encima de esa manera tan simple. No se manejan miles de millones de las viejas pesetas sin intervención de los de arriba, ni siquiera en la Junta.