Insisto en que lo que se está descubriendo en los Ayuntamientos es una burbuja las consecuencias de cuyo estallido no soy capaz de imaginar. Pero en ese agujero negro figuran, junto a graves partidas milmillonarias, simples trinques que alcaldes y ediles — por aquí te quiero ver– han ido perpetrando. A Francisco Bella, el ex-alcalde de Almonte –un clásico del “régimen” que proclamaba haber renunciado a su sueldoen el Ayuntamiento– lo han pillado con el truco de cobrar durante la legislatura, además de su sueldo de senador, que asciende a más de cuatro mil euros mensuales, otros 63.000 sólo por presidir plenos y sesiones municipales en sus ratos libres. La verdad es que les pagan como si fueran grandes profesionales mientras el país se arruina cada día un poco más.