Ante el lamentable espectáculo ofrecido por el sanchismo, el “Gobierno del cambio”, por boca de su portavoz Bendodo, ha reaccionado exigiendo al de Madrid una explicación menos esquizoide de la hasta ahora facilitada. Es natural que, ante la “graves sombras” que , con razón, aprecian en la versión oficial, los responsables autonómicos deseen conocer una versión creíble en un asunto que supone, aparte del lógico desprestigio de la nación, un patente atentado contra la seguridad del Estado. Y no lo es menos que pretendan saber si en esos silenciados asaltos a la intimidad de las personas y al secreto de las instituciones, se ha incluido el fisgoneo de la Administración autónoma y de sus gestores. “Un espionaje no tapa otro”, dice ese portavoz, y lleva más razón que un santo. Nunca fracasó con semejante estrépito la confianza política como tras este crítico episodio.