Es palpable el desconcierto de Griñán ante la sentencia del TSJA que lo conmina a abrir expediente para saber si Chaves incumplió o no la ley de Incompatibilidades. Su teoría de que la absolución en vía penal cierra el caso es impropia de un funcionario de carrera como él y su desdén por la vía contencioso-administrativa –en suyas resoluciones él ve un “mero trámite”—constituyen un auténtico atentado contra el sentido jurídico. Griñán no se atreve ni de lejos a meterle mano a ese asunto al que le obliga, sin excusas, el primer tribunal andaluz, porque conoce sus limitaciones en un partido al que no le queda más que obedecer aún haciendo el ridículo.