Bocas cerradas
Ningún partido tolera, si puede, la crítica interna. Todos han sancionado –hagan memoria—a los que han osado ejercerla, incluso dentro de la discreción dialéctica, como un derecho indiscutible. El caso de los blogueros de Cádiz expedientados por el PSOE no constituye, por eso, ninguna excepción sino que responde a la regla misma. ¿De qué unos…