Releer al clásico
Todo este terremoto de la crisis económica está dejando claro que los responsables mundiales, esos cuatro u ocho que tienen nuestras vidas en sus manos, andan improvisando como pueden remiendos para tapar agujeros y tónicos para frenar el desánimo. No tienen doctrinas sino recetas, quizá porque esta última era ha prescindido demasiado aprisa de casi…