IU dice una cosa sobre el transfuguismo en Sevilla y otra muy distinta en Huelva. El PA hace lo propio, criticar el respaldo de Chaves a los tránsfugas pero apoyar a éstos a la hora de votar en la Diputación onubense. Dos caras, muchos carotas, pero un mismo camelo con los papeles distribuidos entre unos cuantos dispuestos todos a jugar esa innoble baza cada vez que convenga a sus intereses de partido. El transfuguismo es un negocio que hacen unos porque saben que otros se lo van a pagar con creces, y todo lo demás –pactos en el Congreso o en las cuadras de Augias—son pura comedia para salvar siquiera mínimamente la apariencia de decoro. Pero si se explica que el PSOE –que se juega muchos intereses—haga lo que hace en Gibraleón o Punta Umbría, no se explica ni bien ni mal que IU o PA se alquilen por un plato de lentejas o, simplemente, porque les espanten al cobrador del frac. El PSOE se ha lanzado a estimular el transfuguismo y estos dos acólitos le llevan la cola. Los mercenarios no tienen más culpa que quienes en esta mísera pedrea tiran la piedra y esconden la mano.