En fin de cuentas, no va mal la cosa en Andalucía si atendemos a esos tenebrosos mapas que retratan la tragedia, lo que quiere decir que no estará haciendo las cosas del todo mal ese “Gobierno de la cambio” al que el “poder madrileño” –el mismo que cae como un chorlito en el trile del chino— le regatea el socorro material y le sabotea sus políticas de empleo. Si llega a comprobarse lo anunciado, sería no poco admirable que, en plena galerna, hayamos cumplido el déficit e incluso alcanzado algún superávit, aparte de conseguir por medios propios el imprescindible material sanitario que tan irresponsablemente se le regatea. Dicen que andamos ya en la recta final y que, “allém da curva da estrada”, como diría Pessoa, nos aguarda la calma. La autonomía parece haber funcionado en medio de la debacle.