Ojo al limpiabotas
Mis amigos economistas me evitan estos días –supongo que igual debió de pasarle a nuestros abuelos cuando la otra vez– temerosos de pronunciarse sobre la crisis. Los pocos con los que logro hablar no se ponen de acuerdo, siempre entre Keynes y Friedman, cuarto y mitad de Hayes por si acaso, convencidos unos de que…