Ida y vuelta
Hay políticos que parecen empeñados en hacer de esa presunta actividad nobilísima un mero juego oportunista sin más regla que el interés. Ellos se quejan, claro está, del descrédito que sufren e incluso apuntan con el dedo quevedesco a esos que González, en sus mejores tiempos de oro y plomo, llamó en una ocasión…