El mandamás y amo de la mina de Riotinto no sube ya al pueblo ni rodeado de gorilas, como antiguamente. Anda ‘missing’, inencontrable, aunque deberá comparecer (¿o no?) el día de la Junta que el juez acabará fijando ya que él no lo hace. Ha estado a las maduras, ha vendido a la Junta, es decir, al IFA, (por un precio inconcebible, y pregúntense la razón) terrenos, y al mejor postor la maquinaria que nadie le impidió, ha toreado a los sindicatos y a los mineros para desaparecer al fin. Si tiene que hacer frente a la acción que interpondrán los trabajadores por delito societario, ya serán tres las presuntas cuentas pendientes con la Justicia, pero lo que no aparecerá nunca es la pasta. Éste hombre ha sido un protegido manifiesto del partido en el poder y de sus Administraciones. A los mineros no los ha protegido nadie desde el “año de los tiros”.