Si Sánchez no ha tenido la mínima cortesía de llamar (no digo ya felicitar) al presidente andaluz tras su demoledora victoria electoral, sí que lo ha tenido para encargar a su ministrilla de Hacienda –andaluza renegada—el descarte de la imprescindible ayuda a una multinacional como Abengoa, a pesar de los informes favorables emitidos por dos prestigiosas agencias. ¿Venganza post-electoral, acanallado berrinche a costa de más de los más de mil trabajadores que, en consecuencia, irán al paro? No es cosa de hace juicios de intenciones, pero oyendo a esa gesticulante ministrilla argumentar contra la ayuda es más que posible imaginar lo peor. Casi nada puede escandalizarnos ya en la crónica sanchista, pero este gesto claramente partidista y discriminador debería avisar a la nueva Junta de la que le (y nos) espera mientras se mantenga a los mandos esta ignara y caprichosa banda.