La Junta seguirá erre que erre, pero lo probable es que los discretos del futuro mantengan las viejas administraciones fluviales, las Confederaciones Hidrográficas, que han sido uno de nuestros escasos modelos institucionales para la exportación hasta que a la voracidad autonómica se le ha antojado mangonear también ese ramo. Un tribunal cordobés acaba de anular una sanción impuesta por la vista y no vista Agencia del Agua al considerarla “un órgano manifiestamente incompetente por razón de la materia”, y parece que hay “innumerables expedientes” similares aguardando su turno. Esa voluntad de gobernar a través de “Administraciones paralelas” es el factor que de manera más directa conduce al fracaso autonómico.