El juicio “Chaves contra El Mundo” está descubriendo una realidad oculta y fenomenal que podrá contribuir a cualquier cosa menos al prestigio de Andalucía. Un mundo en el que se gastan alegremente los millones de las Cajas de Ahorro controladas por el PSOE (47 a un “espía” sin cualificar, por ejemplo), en el que nos enteramos de que es cosa normal y corriente que cualquiera pueda ser vigilado a costa del erario, en el que se ver retorciéndose las tripas del partido en el poder o en el que no llama la atención que alguien se permita sugerir la increíble barbaridad de que el mismísimo presidente de la Junta podría estar tras una subastera dedicada a comprar pisos. Pero en el que Chaves reserva todos sus rigores para El Mundo, negándose –él sabrá por qué– a exigirle cuentas a periódicos que publicaron informaciones mucho mas comprometidas que éste o incluso olvidándose del misterioso “espía” que está en el centro del enredo. Nos quejamos del poco eco que tienen fuera las cosas andaluzas. Por una vez, menos mal que es así.