El ojo de la aguja
No me hagan mucho caso pero creo recordar que fue Bismarck, el Canciller de Hierro, quien tuvo la ocurrencia de darle la vuelta a la expresión evangélica “beati pauperes”, esto es, santos o felices pobres, acuñando otra, mucho más adecuada a la realidad se mire como se mire: “beati possidentes”, es decir, dichosos los que…